jueves, 26 de diciembre de 2013

NAVIDAD 2013

Este año llevamos mucho retraso. Pero nos hemos puesto las pilas y... a trabajar. Y aquí estamos, trabajando.
Hay que buscar, seleccionar, dibujar, cortar, pegar, colorear y un largo etcétera, hasta dejarlo todo como queremos.
Y  aquí tenemos el resultado.
De todos los libros expuestos, el preferido es un clásico, un imprescindible en Navidad:
El fantasma de las navidades pasadas, presentes y futuras visita al tacaño e insensible señor Scrooge provocando una de las mayores transformaciones de un personaje de la literatura.
Pese al tiempo que pasa, a diferentes ediciones, películas, series para televisión, adaptaciones infantiles..., siempre se vuelve a los clásicos, al insufrible señor Scrooge y a sus fantasmas, que nos hacen poner los pies en el suelo y valorar la solidaridad, la generosidad y... lo negativo que puede resultar la adicción al trabajo.
Recientemente, la cadena SER ha recuperado la magia del radioteatro con una adaptación de esta obra de Dickens.
Y ya con todo montado, nos visitan pastores, reyes y demás personajes navideños que corretean el colegio el último día de clase. Sin ellos, no sería Navidad.



 

viernes, 6 de diciembre de 2013

NELSON MANDELA

«Nadie nace odiando a una persona por su color de piel, por su origen o por su religión.
Para odiar, las personas necesitan aprender, y se las enseña a amar o a odiar, pero el amor  llega más fácilmente al corazón humano que el odio. La bondad humana puede ser ocultada, pero no extinguida».
Esta es una de las muchas frases que en su día dijo Mandela, siempre invitando al respeto, al amor y a la comprensión. Un ejemplo para todos. Hemos tenido del privilegio de ser contemporáneos de una de las personas cuyo pensamiento, vida y ejemplo han sido determinantes en el siglo XX. Esperemos que sus enseñanzas impregnen nuestra forma de pensar y de actuar , la de padres, profesores, alumnos. Hacen mucho falta en estos tiempos que corren de desigualdad y autoritarismo.

lunes, 2 de diciembre de 2013

COEDUCACIÓN

 
¿Por qué tantas niñas quieren ser princesas? ¡Qué difícil es luchar contra la presión editorial que insiste continuamente en publicar cuentos de princesas, en los que todas las princesas son princesas de cuento!
 A las niñas se les ofrecen de forma insistente modelos encorsetados en el oficio de princesas. ¿Y en qué consiste este oficio? Ante todo, en vestir de princesa: colores rosas de todas las tonalidades, lazos, brillos, adornos; si es rubia y tiene los ojos azules, mucho mejor. Después, hacer todo lo que hace una princesa. ¿Qué hace una princesa de cuento? Nada. Ocuparse de ella, de su belleza, de vivir bien. Finalmente, debe encontrar un bello príncipe con el que casarse, para seguir disfrutando de su papel de princesa, que ya, además, es esposa y madre. Y así siempre, y siempre, y siempre...
De vez en cuando, se publican cuentos que rompen este esquema, y se agradece, algunos ya antiguos,  como « La princesa peleona», de Martín Wadell, en Anaya, en el que una princesa, hija de unos reyes singulares, trata de demostrar a sus padres que sirve para algo más que para ser princesa; o «La Cenicienta que no quería comer perdices», de N. López Salamero y M. Cameros Sierra, en Planeta, (2007), que fue un gran éxito editorial y que rápidamente se difundió por todas las redes sociales. Es un cuento escrito e ilustrado con humor, para adultos, moderno, en el que la protagonista, rebelde, no quiere la esclavitud de unos zapatos de tacón, de un príncipe, no quiere nada de lo que todo el mundo espera de ella.
Me parecen muy interesantes estas sugerencias y alternativas para calificar a nuestras niñas sin tener que recurrir a un apelativo que no las hace mejores, sin tener que recurrir al típico: princesa. ¿Qué piensas tú? ¿Con qué apelativo te gustaría que te llamaran? Luchadora, valiente, creativa, buena amiga, princesa, reina, lista... Y a los niños, ¿qué opinión os merece todo esto?