viernes, 20 de febrero de 2015

LAS MEJORES FÁBULAS MITOLÓGICAS, 2: CIPARISO, EL INCONSOLABLE.

Ya hablamos de este libro en otra ocasión, y lo seguiremos haciendo. 
Las formidables aventuras que encierra la mitología, con su cúmulo de dioses, ninfas, musas, seres fantásticos..., han seducido y siguen  seduciendo a grandes y pequeños. En este libro, además, el autor, Michel Piquemal, después de cada historia, nos añade un comentario que nos invita a reflexionar.
Vamos a ver una de estos mitos, que, aunque triste, es muy hermoso y nos explica una causa un porqué.
 
 Cipariso, el inconsolable
 
 
Cipariso era un joven y bello pastor que disfrutaba de una gran amistad  con el dios Apolo. El pastor tenía un animal de compañía, un hermoso ciervo al que  había conseguido domesticar,  ambos eran inseparables.


Una mañana de agobiante calor, se tumbó el ciervo a descansar.
Cipariso, practicando con una bonita jabalina que le había regalado Apolo, la lanzó contra la espesura y entonces oyó un largo gemido. Acababa de herir de muerte a su querido ciervo.
"Cipariso", óleo de Jacopo Vignali (1,592-1664)
Desesperado, también quiso morir. Apolo intentó hacerle entrar en razón, pero no podía controlar su llanto. Cipariso pidió a los dioses que su tristeza fuera eterna y que le permitieran llorarlo para siempre. Apolo accedió a su deseo. Los miembros del infeliz pastor verdecieron y sus cabellos se alzaron al cielo en forma de  cresta afilada.

 
- Serás por siempre el compañero del dolor-  le murmuró Apolo. Y entonces Cipariso se transformó en ciprés, en el árbol funerario que, en los cementerios, comparte la tristeza de los hombres.
 
 
Dice el autor, a modo de reflexión, "su copa (la del ciprés) se alza señalando al cielo, y su follaje, que siempre se mantiene verde, nos recuerda que los muertos pueden seguir eternamente vivos en nosotros mismos".
 
 
Más adelante hablaremos de otro mito.
 


 
 

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