lunes, 5 de enero de 2015

CATÁLOGO DE BESOS

 Para empezar, la dedicatoria de este libro es preciosa:
 
Para Carlos,
por todos los días con sus noches
en los que nunca me faltó
un beso que llevarme a la boca.
 

 

"Hay personas que coleccionan sellos, gatos de porcelana, sueños, búhos de ojos asustados, encendedores... Amanda coleccionaba besos".
 
Este es un álbum para mayores escrito e ilustrado de forma exquisita por Raquel Díaz Reguera, publicado en la Editorial Thule.
 
Empieza el libro hablando de Amanda y del camino complicado para poder hacer al catálago de besos de Amanda y del destinatario posible de los besos.
 
Hay muchos tipos de besos catalogados: El primer beso. Beso quitapenas. Beso perdido. Beso buenas noches. Beso que nunca se dio. Beso de película. Beso envenenado..., todos ellos descritos casi científicamente,  como si de un medicamento o una receta se tratase: sensaciones  que produce, lugares que prefiere, a qué sabe, dosis recomendadas, efectos secundarios...
 
Cada uno de los besos se despliega en dos páginas. En la izquierda, se encuentra la descripción científica. En la derecha, hay una breve historia, un texto literario con las experiencias y emociones que sirven para identificar el beso estudiado en la vida de cualquiera.
 
Amanda, la coleccionista de besos, es la protagonista de cada una de las entregas. El nombre de los hombres que besó o la besaron nos es desconocido, aunque todos parecen agruparse en Álvaro.
 
El análisis del algunos besos:
 
 
 
Beso susurro
"Este beso se mueve como pez en el agua entre las palabras, deslizándose hábilmente entre los adjetivos y los verbos. Se sirve con vocales y consonantes suaves, en cualquier idioma, sutil y pausadamente".

 
 Beso de pedir perdón
"Este ejemplar reposa en el arrepentimiento. Es tímido, recatado e indeciso. Se cuece con una pizca de remordimiento, un cuarto de incertidumbre y un par de palabras. Suele ser solitario, lánguido y reflexivo..."

 
Especialmente sintético y expresivo es el relato  que hace del Beso rutina, reflejado después en la ilustración:
Doscientos cuarenta y cinco
Amanda y Álvaro, de lunes a lunes.
Beso acelerado a las ocho y cuarto. Me voy corriendo.
Beso insípido a las tres y diez. ¿Qué tal la mañana?
Beso inercia a las cinco menos diez. Nos vemos luego.
Beso acostumbrado a las nueve cuarenta y cinco. ¿Preparas tú la cena?
Beso domesticado a las doce y media. Me voy a la cama.
Cinco besos rutina al día, siete días a la semana, doscientos cuarenta y cinco besos al mes. La boca muerta de hambre, el corazón a pan y agua y la ilusión fané y descangallada...


¿ Habíamos pensado alguna vez en tantos besos distintos? Seguro que sí. ¿Qué otros tipos de besos añadirías tú?
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario